Te
doy las gracias. Gracias por ser un borde y un imbécil conmigo, gracias
por hacerme tanto daño, porque gracias a ello he cambiado, ya no soy
una persona triste. Ahora pienso sonreír hasta que me duelan las
mejillas. Te confieso que te sigo queriendo, pero cada vez un poquito
menos, de vez en cuando echo de menos nuestras conversaciones, pero
llegará ese día en el que no me acuerde ni de tú nombre, y se que ese
día sera el día en tú te arrepientas y me eches de menos, pero yo ya
tendré una nueva vida, y en esa vida tu ya no estarás.
GRACIAS.
Pero en este momento.. Dejar de llorar y sonreír a cada instante será mi mayor venganza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario