Te quiero, ¿lo entiendes? Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero.
Podría repetirlo hasta que mis labios se sequen y las palabras dejen de
tener sentido. Podría escribírtelo en alemán o en chino, al revés, con
letras rojas o con tinta invisible. Podría tatuármelo en la frente, para
que lo vieras cada vez que me miraras. Podría hacer que un avión lo
escribiese en el cielo, como en las películas, o que apareciese en el
marcador, en el medio de un partido. Pero no me gustan los aviones ni
los partidos, no se hablar chino ni alemán, me dan miedo las agujas y
nunca supe encontrar tinta invisible. Solo me queda decírtelo. Te
quiero; Quiero volver a decirte un te quiero mientras te miro; . decirtelo a cada milésima de segundo. A clavarte
mis pupilas como si fueran chinchetas. Mandaré a mis labios de excursión
por tus orejas susurrando palabras sin sonido. Me volveré muda,
hablándote con las manos que son las que mejor se entienden. Para el
reloj. Me importa una mierda la hora que sea. Si es de día o es de noche
a nosotros no nos afecta. Las estrellas las veremos igual, y el calor
del sol nos cocerá a fuego lento. Súbete conmigo a esa montaña rusa
donde el ritmo lo marca los latidos de mi pecho. Donde tu y yo lo único
que tenemos que hacer es dejarnos llevar. Donde voy a quererte hasta la
última letra de tu nombre. Porque eso es lo que me apetece hacer hoy.
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